Y, ME IRÉ AL SILENCIO DE LA NADA.
Un día me iré de esta luz iluminada,
tan cierta y compleja como una fuente
de caños secos, que los miras y sientes,
que su clara agua ya está ausente,
pero la tienes presente.
Un día te irás de esta luz iluminada,
tan lejana en tu instante,
que nunca la sientes ni la presientes,
que nos hace efervescentes.
Y, pasar no es pisar la arena de la plaza,
pasar es sentir los pasos que pisas,
ennoblecer el camino de tus pasos,
que tan rectos caminan
por este albero de fiesta herida,
fiesta en el albero con rejón definitivo.
Un día me iré, como también tú,
nada después sabré,
y mis pasos ahogados
en el silencio de la nada,
esos pasos fueron y terminaron,
y con ternura acariciaron el viento,
viento que sin parar
ya cogió el destino del silencio.
Silencio de la nada.
Silencio definitivo.
Macb.
Agosto, 2017.
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