Cuando ya no se levante la luna , cuando los días y las noches olviden el sueño de su esencia, cuando los licores de la tarde ya no perfumen la charla pausada de esos ácratas románticos, entonces cabrá preguntarse por el ocaso del tiempo que vivo se muere en los brazos del silencio inane de la desidia o de la melancolía. Pero se puede y se debe morir de pie, y eso no es morir eso es saber que cada tiempo busca el sueño de los besos que llegan y se dan, busca el templado atardecer del otoño que deja la angustia urgente de su mañana por despertar a los pasos perdidos, nunca se sabe lo que es mejor o escuchar el latido hambriento de la noche por vivir entre luna y estrellas o acampar cada sueño en el frenesí loco y estresado de cada mañana que nunca se reconcilia con los pasos hermosos de la tarde. Lo cierto es que nada es cierto si te imponen el traje deshilvanado que deja abiertas las heridas del tiempo esas que no se ven pero que habitan en cada palma de tu alma. Seamos lo que seamos y estemos donde estemos, siempre es mejor merendar en la hora de cada tarde a que tardes en merendar y èesta ya sea la cena temprana sin gusto ni arte.
Macb ©️
Octubre, 2019.
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