Nadie
en este balcón del cielo
abierto a los mares
y a la luz del viento
puede atrapar y esconder
lo que tanto siento,
los dulces besos
que me dan tu alma
cada mañana y tarde para silenciar la monotonía
que abriga y descansa
en ese tórrido viaje
donde no veo
ni la miel de tu seda
ni la piel hermosa de tu ser,
yo gozo tu cuerpo
en la inmensidad
de un noche soñolienta
que recorre los pasos perdidos de la bohemia
y el alma escurridiza
de los bebedores
del fresco viento.
Macb ©️
SEPTIEMBRE, 2,019.
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