Anoche paraste la noche,
dejaste sin soñar a la noche,
el mar y la noche
se quedaron mudos, boquiabiertos
y sorprendidos,
desbordados
al ver cómo desnudabas
los besos
que me dabas a cielo abierto,
suaves besos de seda
como esos
tiernos vuelos de los pajarillos que descienden del balcón del cielo y me recuerdan que el gozo en la tierra no lleva velo.
Macb©️
Agosto, 2 019.
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