viernes, 24 de julio de 2015

DIGNA LIBERTAD SIN DESTINO.

Digna libertad sin destino.



Abandonado a su personal suerte,
un vagabundo marchita en esta
tarde primaveral por esa magna autovía del 92.
Tal vez, su eco, el grito
de sus pensamientos,
no traspase el umbral del viento,
pero, que más da
si a lomos lleva su muerte.
Eso dirán las locas mentes
que ni siquiera controlan ni comprenden
esa alta política que les ata 
y está que arde.
El vagabundo domina desde el arcén
sus pasos y su frente.
Los otros, con cuentas de resultados,
de pérdidas y ganancias,
con sus disquetes y guiones,
sus coches y su feria, por todos lados
y en sus entes llevan sangrantes
aguijones.
Ese vagabundo de ropajes rotos y sucios,
y barbudo de todo se defiende
como un sólido experto.
Viva esa libertad sin destino
que a todos, algún día, del cielo nos vino.
Divinas y enmarcadas en sus altas figura
iban por la mañana en el ave de Sevilla,
esas frescas mozas que a todos
gustan con locura,
El tren de esta vida es un disparo,
aunque todo el vagabundo se lo pasa por el aro.
Todo a su tiempo y sin excesos
lo toca y lo cata ese libre hombre de muchos sesos.
Ésta es una  digna libertad sin destino,
Atrás quedan los faralaes y el mito de Curro
de esa mítica Sevilla. Pronto llega el vino.
Es la hora de Córdoba. Su mayo, una maravilla.

24 de abril 1996
Después, un día, de lo de Cervantes.


Macb.



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